En un congreso realizado por
investigadores clínicos en
Wisconsin, Estados Unidos, en l986,
se definió a una secta peligrosa
como un “movimiento totalitario
caracterizado por la adscripción de
personas totalmente dependientes de
las ideas del líder y de las
doctrinas del grupo dirigidas por el
líder, que puede presentarse bajo la
forma de entidad religiosa,
asociación cultural, centro
científico o grupo terapéutico; y
que utiliza las técnicas de control
mental y de persuasión coercitiva
para que todos los miembros dependan
de la dinámica del grupo, y pierdan
su estructura y su idea de
pensamiento individual en favor de
la idea colectiva y del grupo,
creándose muchas veces un fenómeno
de epidemia psíquica y un fenómeno
de pensamiento colectivo, sin que
tenga que ver la personalidad propia
del individuo”.
A la luz de esta definición afirmamos que la Misión de la
Virgen del Rosario del Pozo es, sin
lugar a dudas, un culto peligroso.
En este grupo, formado por un
ramillete de corporaciones privadas
amparadas por las leyes estatales,
hemos podido identificar cada una de
las características que definen un
culto peligroso, destructivo y
coercitivo.
La Misión de la Virgen del Rosario
del Pozo es un culto cismático que
busca el amparo de la Iglesia
Católica, pero no está dispuesta a
someterse a ninguna autoridad
eclesiástica. Se destruye la
personalidad de sus seguidores más
convencidos. Se practican las más
diversas estrategias de coerción y
manipulación. Se fomenta la mentira
y el engaño.
A continuación presentamos las características
definitorias de una secta peligrosa,
destructiva y coercitiva:
“Fomentar dependencia psicologica respecto al lider”
Al igual que todas las sectas
peligrosas, en la Misión de la
Virgen del Pozo la dependencia
psicológica se sostiene a base de
dos elementos esenciales. El primer
pilar es un suceso extraordinario
que, en el caso que nos ocupa, son
las supuestas apariciones de la
Virgen a tres videntes. Este suceso
es diferente y distorsiona la
doctrina católica, aunque toma de
ella algunos elementos con el fin de
provocar confusión y conseguir el
amparo de la Madre Iglesia.
Dicha doctrina está avalada por
siete supuestos mensajes dados
directamente por la Virgen al Sr.
Collado (líder carismático). Estos
mensajes sirven al Vidente Collado
para fortalecer su autoridad y poder
sobre sus seguidores, ya que él es
el único que conoce su contenido y
el único que posee la capacidad de
comunicarse con la Virgen. Al mismo
tiempo, son un instrumento de ataque
a la Iglesia Católica, como se ha
demostrado en los contenidos
publicados de cuatro de estos
mensajes. El líder maneja
inteligentemente a su antojo estos
mensajes para su propio beneficio.
Como vidente y receptor único de los
mensajes, el Sr. Collado se presenta
como un ser especial y único. Es un
ser angelical a quien la Virgen
eligió para confiarle secretos. En
este sentido es un elegido, un
mesías. Se atribuye dones especiales
como, por ejemplo, ser capaz de
hablar con santos, darse paseos por
el cielo, leer la mente de sus
seguidores, profetizar el día y hora
del fin del mundo, ser la
reencarnación de Juan el Bautista o
del Apóstol San Juan, ser artífice
de una sociedad renovada, remanente
del holocausto final, etc. Su imagen
carismática de líder absoluto está
fundamentada en estos mitos creados
especialmente para obtener el
control de sus seguidores. El Sr.
Collado ejerce una autoridad
absoluta que no tiene en cuenta su
supuesta obediencia a la Iglesia, ya
que piensa que es poseedor de la
Verdad Absoluta.
El segundo
elemento que los cultos destructivos
utilizan para lograr la dependencia
psicológica de sus adeptos es el
recurso económico. Tras su
organización, al amparo de las leyes
en Puerto Rico y Federales, la
Misión de la Virgen del Pozo se
diversificó en varios grupos y
asociaciones paralelas que le sirven
de tapadera legal para desarrollar
actividades de tipo económico que
dan un servicio soterrado o
escondido al “Grupo de la Virgen”,
como recolectar dinero para sus
actividades. Cada uno de estos
tentáculos tiene una tarea que
realizar al servicio del Grupo de la
Virgen. Uno de estos, que está
igualmente incorporado con
todas
las de la ley en Puerto Rico y en
Estados Unidos, es conocido como
Ciudad Mística, Inc., “materialización de una visión profética”,
imagino que del Sr. Juan Angel
Collado, autor intelectual de todo
este descalabro espiritual con visos
de gran empresa económica.
Ciudad Mística"ES-VE"
es la corporación encargada de
construir lo que los marianos del
Pozo anuncian como “la maravilla de
Todos los Tiempos” (Suplemento,
El Nuevo Día, 1999) a un costo
que, en su primera fase, ronda los
$40 millones.
Ambos elementos, recurso económico y
suceso extraordinario, componen el
escenario apropiado para fomentar y
fortalecer una dependencia
psicológica, dañina y destructiva,
típica de los cultos peligrosos.
Ambos elementos están presentes en
la Misión.
“Tener un
organigrama o estructura piramidal,
vertical y totalitaria, donde la
voluntad de los dirigentes es
absoluta, no admite crítica ni duda
y está presente en todos los
detalles de la vida íntima de los
adeptos.”
En todas las sectas peligrosas el
control absoluto sobre sus
seguidores es importante para
asegurar el éxito. Se sabe, además,
que este control se ejecuta con
mayor eficiencia si se tiene una
estructura en la que la voluntad del
jefe es absoluta y no admite dudas.
El organigrama de la Misión es uno
piramidal en el que el número siete
marca el límite que divide los
diferentes niveles de mando. Hay
siete columnas, cada una con un
dirigente leal al Sr. Collado. A su
vez, cada columna cuenta con siete
hijos espirituales promulgadores de
la doctrina que defienden. Cada
nivel tiene así un dirigente o jefe,
columna, padre o madre espiritual, o
como quiera llamársele, a quien se
debe obedecer plenamente. Sin
embargo, el Sr. Collado es quien
detenta la suprema e indiscutible
autoridad en la Misión. Es por esto
que, aún cuando en apariencia este
señor se someta a obediencia, en
realidad no admite crítica ni duda
alguna.
La estructura piramidal de la Misión
protege al líder haciéndolo
inaccesible e impidiendo llegar a él
con facilidad. Esto aumenta su
aureola carismática de ser especial
y único.
Todas las columnas y todos los
promulgadores y promesados deben
cumplir la plena voluntad del Sr.
Collado. Su voluntad no admite ni
tan siquiera pensar lo contrario.
Cuando despierta alguna duda en sus
seguidores, estos la desechan
rápidamente, ya que creen ciegamente
que el Sr. Collado puede leerles la
mente. Los devotos marianos viven
siempre con temor a que se les
impongan castigos de obediencia,
humillantes y destructivos a la
autoestima. Por eso permiten que la
voluntad del Sr. Collado impere en
todos los detalles de su vida.
Al mejor estilo de la secta El
Templo del Pueblo, otra secta
peligrosa cuyo dirigente Jim Jones
convocó a un suicidio masivo el 18
de noviembre de 1978, el Sr. Collado
determina quién se debe casar, con quién y cuándo. Se
encarga personalmente de organizar
la ceremonia, ofrecer el brindis y
hasta la música está a cargo de su
hija mayor, la cantante Leyinska.
En una de las profesías anunciadas
por el Sr. Collado se habla de una
nueva sociedad en la que una “nueva
estirpe” florecerá con el remanente
que sobrevivirá tras el Juicio
Final. En esta sociedad no existirá
el matrimonio tal y como lo enseña
la Iglesia, sólo habrá mujeres
fértiles que serán utilizadas por
hombres previamente elegidos por el
Sr. Collado.
Manipulacion
Las sectas peligrosas utilizan
sofisticadas técnicas psicológicas
y/o neurofisiológicas, enmascaradas
bajo la “meditación” o el
“renacimiento espiritual”, que
sirven para anular la voluntad y la
capacidad racional de los sujetos.
En la Misión, los ayunos, la
manipulación del tiempo de descanso,
la casi omnipresencia del Sr.
Collado a través de continuos
mensajes por beeper, teléfonos, etc.
bombardean la mente de los devotos
hasta el punto de obnubilarles su
capacidad racional.
A base de
persuasión y engaño, se le hace
creer al devoto que, si se somete al
líder, se salvará y formará parte de
la “nueva estirpe”. También se logra
la manipulación sustituyendo las
horas de sueño y descanso natural
con largas horas de reuniones
presididas por el Vidente. Esto
provoca fatiga, cansancio y
descontrol mental. El sujeto hace lo
que le mandan sin oponer resistencia
porque, previamente, se le ha
reprimido su capacidad racional y
analítica. Al final de una intensa
jornada de trabajo en el grupo, el
devoto sólo quiere descansar.
Otra de las formas en que se
consigue manipular a los devotos es
exigiéndoles una
adhesión y lealtad total al grupo.
El grupo es lo primero, incluso
antes que la familia, a quien se les
anima a abandonar en beneficio de la
Misión.
Los devotos promesados y
promulgadores tienen que dejar solos
a sus hijos para asistir
puntualmente a reuniones. Lo hacen
porque el líder Collado les promete
que sus hijos quedarán al cuidado de
la Virgen y, también, porque tienen
terror a las humillaciones y
castigos públicos. De esta forma,
una expromesada me informó
que su madre espiritual dejó
sola a su recién nacida hija de tres
meses para asistir al llamado del
líder.
A través de la Promesa, los devotos
se adhieren al grupo y se
comprometen a ser leales so pena de
condenación eterna. El compromiso al
culto es total y no admite ni tan
siquiera que el promesado goce de
más relaciones interpersonales con
otros que no estén dentro del culto.
En el caso de que el sujeto que hace
la promesa esté casado o dependa de
alguna persona ajena a la secta, se
deberá obtener permiso por escrito.
De esta manera se aseguran ante las
leyes del Estado, de las cuales las
columnas y promesados más leales se
cuidan en extremo.
Todos los promesados adquieren tal
cantidad de compromisos que,
lógicamente, se ven afectados en su
vida íntima y personal, familiar,
del trabajo o profesión, en sus
estudios, etc. Acaban por romper
cualquier relación interpersonal
(familiar, social, de trabajo, de
educación, etc.) anterior al momento
en que hicieron la promesa.
La total adhesión al grupo trae como
consecuencia la soledad del adepto.
Se encuentra indefenso ante la
dinámica del grupo que lo atrae y le
exige cada vez más. Sin un punto de
apoyo externo se pierde igualmente
la oportunidad de analizar
críticamente lo que está pasando
dentro. El devoto se convierte así
en sujeto de fácil manipulación.
El Sr. Collado ha alegado en
diferentes ocasiones que la Promesa
no es un acto obligatorio sino que
es totalmente opcional y voluntario,
que debe ser deseado, ganado y
pedido por el adepto. Sin embargo,
hay que reseñar que el engaño, la
coerción y la presión de grupo
forman el escenario en el que la
decisión de hacer la Promesa es la
más correcta y humilde muestra de
entrega a la santidad requerida.
El
control y tergiversación de la
información que llega a los
adeptos es otra manera de ejercer la
manipulación entre los devotos de la
Virgen. El Sr. Collado prohibe leer
ciertos libros. La Biblia sólo es
leída bajo su dirección y sólo se
admite su interpretación como la
única verdadera. Toda información
fraguada fuera del culto es
interpretada por el Sr. Collado a la
luz de su mente psicótica. Las
críticas que se hacen a la Misión se
contestan y tergiversan para
presentar una imagen de maltrato y
persecución hacia la persona de
Collado.
Otra manera de manipular, que es
típica de los cultos destructivos y
se encuentra presente en la Misión,
es la consecución de una
total dependencia del grupo. En
muchos cultos coercitivos esto se
logra viviendo en comunidades
apartadas y cerradas. Aún cuando en
la actualidad los devotos de la
Virgen del Pozo no viven en una
comunidad separada e independiente,
el Sr. Collado repite frecuentemente
su profesía de que, tras el
Holocausto Final, se formará una
nueva estirpe con la que se
organizará una sociedad con nuevas
reglas morales y legales que nada
tienen que ver con las actuales.
A los promesados se les hace
preparar un bulto en el que se
llevan algunos objetos de primera
necesidad para sobrevivir algunos
días. Se les instruye para que
entierren sus pertenencias en un
lugar adecuado que, en un principio,
fue identificado por el Sr. Collado
en el Yunque. Posteriormente, cuando
la secta compró el terreno aledaño
al lugar donde se dieron las
supuestas apariciones, el lugar en
el que deberían enterrar los
bártulos de supervivencia se
trasladó allí.
La
supresión de las libertades
individuales y el derecho a la
intimidad es otra estrategia
utilizada por la Misión. Los
promesados y promulgadores, así como
cualquier devoto que haya alcanzado
un nivel superior al llamado “devoto
simple”, no tienen libertad personal
para elegir ni para realizar
actividades que no sean mandadas por
el dirigente superior inmediato. “En
la Misión hay que hacer lo que te
manden. Y lo tienes que hacer con
buena disposición,
inmediatamente y sin errores,
so pena de castigo y humillación”,
me afirmaba una expromesada
informante.
Aunque el devoto desee practicar
su libertad personal,
literalmente no cuenta con el tiempo
para realizar otra cosa que no sea
lo que se le manda: recolectar
cierta cantidad de dinero en un
tiempo fijo; asistir a reuniones
extremadamente largas y agotadoras,
a veces a horas intempestivas y en
lugares remotos de sus hogares;
deben cumplir con sus respectivos
trabajos y compromisos profesionales
de tal manera que no interfieran con
la dinámica de la secta, pero que
tampoco sea el culto el responsable
del incumplimiento en el trabajo;
deben ayudar en la organización de
las múltiples y frecuentes
actividades de la Misión, etc. De
esta manera el tiempo personal se
limita hasta desaparecer.
Frecuentemente, además, el devoto
queda tan exhausto de cansancio con
el ritmo del trabajo impuesto y los
ayunos frecuentes y extendidos que,
cuando cuenta con algún escaso
tiempo libre, lo único que desea es
dormir.
Los ayunos frecuentes y extendidos,
la mala
nutrición que traen como
consecuencia, el escaso descanso,
alterado por llamadas imperativas
del Sr. Collado exigiendo la
presencia en algún lugar remoto al
lugar donde se vive, todo esto
suprime la vida íntima y las
libertades personales. Los devotos
pierden la perspectiva personal, se
les destruye su propia estructura de
personalidad y adquieren la
personalidad idónea fomentada por la
mente enferma del Sr. Collado.
Explotacion
La exigencia de practicar el
proselitismo consiguiendo nuevos
adeptos y recaudando fondos es una
de las maneras más frecuentes de
explotación que presentan los cultos
coercitivos y está también presente
en la Misión de la Virgen del Pozo.
Cada promesado se compromete a traer
al grupo un mínimo de 7 personas
que, a su vez, deben traer cada uno
otras 7, y así sucesivamente. Cuando
el devoto tarda algún tiempo en
traer nuevos adeptos, se les llama
la atención y se les regaña
públicamente. Se les hace pensar que
no consiguen nuevos adeptos porque
no tienen suficiente fe o no son
suficientemente santos o buenos.
Con la práctica de esta forma de
proselitismo, el culto se asegura de
tener un crecimiento rápido.
Diezmos, donativos, regalos,
“trabajo voluntario” en el tiempo
libre, el pago de cursillos,
seminarios, etc, son algunas de las
modalidades utilizadas para obtener
dinero. Todo devoto está instruido
para pedir dinero en los semáforos,
a los amigos, a los vecinos.
En la Misión se acepta el
dinero que traiga cada persona si
importar cómo lo consiguió, el
esfuerzo que realizó o la necesidad
personal que no pudo satisfacer.
Engaño
Los anteriores
elementos sólo son posibles si se
realizan en un esquema de
engaño. Es cierto que la
manipulación aspira a la obtención
de la
dependencia psicológica y a la
explotación.
Pero
la
misma manipulación sólo es posible a
través de la
mentira, del
engaño sistemático y de una metódica
falta al respeto a la dignidad humana, a su
autonomía como
individuo y a su salud mental o
psíquica.
Este es también el escenario que la
Misión presenta. Los engaños que en
la secta aquí analizada fundamenta
todo el montaje anteriormente
reseñado son: las apariciones de la
Virgen al Sr. Juan Ángel Collado,
los supuesto milagros de sanación
física ocurridos durante la
celebración de la Santa Misa y los
siete supuestos mensajes.