Las sectas o cultos destructivos son
regímenes totalitarios dictatoriales que utilizan técnicas de manipulación
mental degradante y se presentan bajo la forma de asociación cívica, cultural,
filantrópica, terapéutica, comercial, religiosa, política o en forma de cualquier tipo socialmente aceptable.
Las sectas pueden surgir como producto de cualquier grupo que se reune para
practicar actividades secretas, pactos, doctrinas a puerta cerrada, y están reguladas por un líder
que dirige la vida personal e íntima de los miembros. A través de
charlas, adiestramiento, entrenamiento, cursos y talleres el líder va
modificando el comportamiento, las creencias y valores de sus miembros, mientras
va afectándoles la capacidad que tienen de percibir el mundo que les rodea, su capacidad
crítica; y mientras va destruyendo con castigos, refuerzos y humillaciones la seguridad que tienen en sí mismos, al momento de
tomar decisiones inteligentes, sin contar con la dirección del líder. De esta
manera puede logar que los miembros se aislen,
por voluntad propia, de toda persona que no respalde a su grupo, ya que
intentarán no cometer errores, no equivocarse, haciendo lo que le dice el líder
que es correcto. Temerán fracasar si no siguen las órdenes del líder y
preferirán confiar en lo que él
interpreta como bueno, seguro y correcto.
Lo que identifica, determina y define a una secta como peligrosa lo son
las dinámicas de manipulación psicológicas implementadas por un líder que logra
tomar total control sobre la vida de sus miembros, y consigue establecer dentro de
su grupo un régimen
dictatorial dirigido por él.
Toda secta exige una excesiva devoción
o dedicación a alguna ideología detrás de la cual se encuentra un líder
carismático que suele presentarse como hombre evolucionado, con capacidades
intelectuales extraordinarias, con altos
valores humanos que no se equivoca, con dones especiales
sobrehumanos, destrezas superiores, privilegiado en todo y en el caso de las
sectas religiosas, como divinidad encarnada. Por lo general, organiza su grupo
según un organigrama de poder piramidal en orden descendente. Dentro de la
escala de poder, el grupo que se encuentra debajo del líder, generalmente está
compuesto por un puñado de líderes que le
deben obediencia absoluta, pero que a su vez poseen autoridad para dar órdenes
al resto del grupo debajo de ellos y por ende, capacidad para facilitarle al
líder que se encuentra en la cúspide de la pirámide, el control que desea
ejercer sobre todos los miembros de la secta.
A través de un sistema de normas fuertemente estructurado
sobre cómo la gente debe vivir y sobre sus expectativas sociales y de vida, las
sectas someten a los adeptos a una condición esclavizante, con el objetivo de
alcanzar las expectativas y caprichos del líder, enmascarados siempre, a través
de un discurso, que en forma engañosa con justificaciones nobles convence a los miembros; justificaciones tales como
las de 'salvar a la humanidad' o la de cómo 'conseguir éxito, bienes, salud, prosperidad
y la felicidad de todos'. Alcanza a engañarlos para que sacrifiquen sus gustos,
necesidades, bienes de todo tipo, pareja y familia; les convencen de que a
cambio conseguirán bienes superiores. Les muestra que el camino para alcanzarlo
es el de desprenderse, negarse, sacrificarse o purificarse (le llaman en forma
distinta), si realmente quieren transformarse en esos seres superiores, y
también les dice que permaneciendo en su grupo y trabajando generosamente al
máximo por su organización, alcanzarán más fácilmente tal objetivo. De esta
manera, logrando ilusionarlos bien y motivarlos, a través de una correcta
implementación de "técnicas de modificación de conducta" el líder logra
convertirles en verdaderos esclavos, sin que se den cuenta.
El sistema de normas se convierte en
el precedente que le permite a los líderes poder acumular poder sustancial sobre
los adeptos. El líder sectario utiliza técnicas de manipulación mental
degradante, provocando en los adeptos inseguridad en sí mismos y por lo tanto, una total dependencia hacia
las direcciones de él; como consecuencia, se deteriora todo en sus vidas, no tan
solo su vida familiar y social, sino que también desarrollan graves traumas y
"trastornos de la personalidad". Es importante prevenir para evitar el
surgimiento de más víctimas de sectas afectadas. La existencia de estos grupos
peligrosos es una realidad que enfrenta nuestra comunidad. Se encuentran por
doquier y tenemos que educar e informar para proteger a tiempo a nuestros seres
queridos. Una vez caen, comenzarán a trabajarles la mente y luego se nos hará difícil rescatarlos.
Si son tus hijos los que caen y les hacen creer que ustedes son entes del mal,
los perderás. Si es tu pareja, así estés casado o casada, igual será. Abandono y separación son sus frutos. Los adeptos tienen que abandonar hasta a un padre enfermo que
requiera atención especial y también a sus
mismos hijos, porque les hacen creer que las fuerzas del bien se encargarán de
ellos, los protegerán y
cuidarán. La existencia de estos grupos que violan derechos fundamentales del ser humano forma parte de tu realidad actual;
porque están en nuestra comunidad.
Cultos Peligrosos o Sectas Religiosas Destructivas
Son grupos minoritarios, exclusivos y
excluyentes, que afirman ser poseedores de la verdad absoluta y altamente
manipuladores, que explotan a sus miembros física y/o psicológicamente, además
de económicamente. Son grupos que utilizan métodos de ‘Reforma del Pensamiento’
para reclutar y controlar a través de creencias sobre la sobrenaturaleza del
líder y milagros relacionados a éste, el misterio provocado por la secrecía
sobre las prácticas genuinas del grupo y por la autoridad. Herramientas
imprescindibles para mantener y lograr el control deseado: controlan la
conducta, emoción e información accesible a los miembros del grupo (antes y
después de entrar, a través de votos de confidencialidad, secrecía y
obediencia), logrando así controlar también sus ideas. Se humilla a los miembros
para denigrar y controlar al individuo y por ende al grupo en general. Aspiran a
metas espirituales de casi inalcanzable perfección, provocando así culpabilidad
y vergüenza. Promulgan la obligación del diezmo, ventas o cuotas, so pena de
castigo o expulsión. El éxito de la misión que persigue el grupo dependerá de la fidelidad al compromiso que asuma cada cual; y el amor a su divinidad dependerá del esfuerzo puesto en alcanzar tal misión, a través de las horas extendidas de trabajo voluntario y de los frutos que obtengan consiguiendo aumentar la cantidad de creyentes para su grupo, sobre todo creyentes que desprendidamente estén dispuestos a contribuir donando sus propiedades, sus bienes económicos y/o laborando gratuitamente.
El razonamiento que explica cómo esos requerimientos son imprescindibles para ayudarles a crecer espiritualmente y para alcanzar el objetivo de salvar a la humanidad, lo justificarán todo para alcanzar el éxito que persigue la misión del grupo religioso, inclusive toda obligación o manifestación de
maltrato, a través de humillaciones, castigos o expulsión. Aparentarán
respaldar y ayudar a personas necesitadas y otras organizaciones, pero realmente
siempre serán obras de caridad esporádicas, cuyo fin principal será el de poder
promocionar, ante todos, la causa noble que persigue el grupo. Reportarán todos
sus gastos a los miembros y al gobierno, pero realmente no todas sus ganancias.
Transmitirán la creencia de que toda caridad hacia los más necesitados debe ser
mediada a través de su grupo religioso. Promulgan que el éxito, la evolución del
hombre o la ascensión espiritual puede conseguirse tan solo a través del
sacrificio, pero no es el sacrificio que resulta de la caridad o la limosna
hacia toda persona necesitada de techo, comida, salud o compañía y amor. La
piedad y la compasión pueden practicarse exclusivamente a través de los
proyectos y actividades de su grupo. Obras de caridad de parte de algún miembro
de la secta hacia miembros fuera de ella, no serán respaldadas ni reconocidas o valoradas
frente a los demás miembros de la organización sectaria ni públicamente.
Las sectas religiosas castigan a sus
adeptos con humillaciones públicas, bajo la excusa de
ayudarles a crecer en humildad. Son entrenados para que
sumisamente obedezcan sin reprochar y para que no se
defiendan ante el maltrato, las ofensas, faltas de respeto y
humillaciones. A través de esta vía, el líder adquiere
libertad para maltratar y abusar según sus caprichos, con la
garantía de que ante organización alguna podrá ser
denunciado. Entrena a sus miembros, induciendo en ellos la
práctica del castigo corporal, la penitencia y el
sacrificio. Los motiva con la ilusión de que ascienden a
través de una vía de niveles espirituales que les va
capacitando con dones místicos, milagros, con la capacidad
de viajar en espíritu a lugares distantes, a través de las
paredes y la de ver espíritus divinos. Con tal objetivo, les
convence de que el dolor es el verdadero camino de la
purificación para conseguir tales privilegios espirituales;
y quien entiende 'una verdad como esa' se distingue por su
fe, porque sonríe regocijado y feliz, frente a todo
sufrimiento y dolor, por profundo que sea. Los afectados por
estas creencias serán inevitablemente criticados, advertidos o señalados
por la sociedad, pero el líder les hace creer que las críticas resultan de la
diferencia que existe entre ellos y los del mundo; ya que los del mundo son seres estancados, perdidos, ciegos, ignorantes, egoístas, materialistas, carnales y/o pecadores,
que están dominados por fuerzas malignas. Si quienes tratan de rescatar a una persona de sus ataduras mentales hacia una secta religiosa destructiva son familiares o amigos que dejaron el grupo, estos serán identificados por el líder como más corruptos que los que nunca fueron
miembros, porque conocieron la supuesta "verdad" que tan solo ellos conocen, pero al fracasar dentro del difícil camino de la perfección, escogieron el camino fácil del placer y la pobredumbre que nos ofrece el
mundo y la mentira. Les hace creer que son traidores, los cuales condenados por
su odio, son capaces de difamar y blasfemar contra su máxima divinidad, ya que
están perdidos en la obscuridad, al estar controlados por su propio rencor. El líder religioso les hace creer que
por eso los familiares y amigos, que no están en su organización religiosa, les
atacan con críticas, para que también abandonen al grupo y con ellos pierdan su alma en
las tinieblas. De esta manera, los miembros atacarán a los familiares
que les quieran ayudar a darse cuenta de cómo están afectando sus vidas y las de
los demás.
Nuevos Movimientos Religiosos que no son peligrosos
Existen grupos religiosos que se forman y nuevas iglesias religiosas que no son
peligrosas. Son grupos que poseen
una doctrina
única e independiente,
pero no dañan a la persona psíquica, física ni económicamente. En estos grupos
el liderazgo es
indirecto y directo, ejercido por uno o varios delegados y las
decisiones son tomadas por uno o varios líderes;
pueden tener reglas o requerimientos, pero no castigan corporal
ni socialmente (rechazo, repudio, crítica, señalamiento público o humillaciones)
al que no cumple o se retira.
Practicar una doctrina diferente a la de uno no convierte a esa doctrina en secta destructiva. Nuestros programas son sobre sectas destructivas, o sea organizaciones que utilizan técnicas de persuasión coercitiva, a través de las cuales destruyen la vida social, familiar, educacional, laboral y económica de sus miembros. Una doctrina diferente no convierte en destructiva a una agrupación religiosa, tampoco sus manifestaciones de adoración por ser una doctrina diferente, tampoco el diezmar u ofrendar y otras prácticas que no sobreponen el beneficio de la organización por encima del bienestar de sus miembros y familiares. Toda práctica engañosa o fraudulenta hace daño. Reiteramos que lo que convierte a una organización religiosa en peligrosa será la capacidad de la organización para hacerle daño a sus miembros o feligreses.