Desde el punto de vista de la Psicología, tras analizar los diferentes casos de líderes sectarios, podemos llegar a la conclusión de que los líderes sectarios poseen generalmente tres tipos de cualidades o características básicas; son Carismáticos y poseen dos tipos de trastornos de la personalidad: el Trastorno Antisocial de la Personalidad y el Trastorno Narcisista de la Personalidad.
Caso atendido por crueles maltratos de ex-esposo, que es líder de una secta destructiva
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El carisma es la capacidad de atraer y el encanto que posee una persona para influir a las personas que le rodean. Varios de los factores que poseen las personas carismáticas son la confianza, la exuberancia, el optimismo, una sonrisa fácil y expresiva, el lenguaje corporal, una voz amable y apasionada. Según el Dr. Ronald E. Riggio, Profesor de Psicología de la Universidad de Riverside, en California, el carisma personal está caracterizado por un conjunto de habilidades complejas y sofisticadas, tanto sociales como emocionales. Tales habilidades les permiten afectar e influir, a un nivel emocional intenso a otras personas; les permiten comunicarse eficazmente y establecer fuertes conexiones interpersonales. Dicho sea de paso, el carisma y la alta inteligencia emocional están estrechamente relacionados. La inteligencia emocional (IE), según lo expone Daniel Goleman, destacado editor de "Psychology Today" y profesor de psicología en la Universidad de Harvard. es la capacidad de identificar, reconocer los propios sentimientos, los sentimientos de los demás, motivarlos, de evaluar y controlar las emociones de uno mismo, de los demás y de los grupos; y de manejar adecuadamente las relaciones que se sostienen con los demás y con las personas mismas. Estas habilidades pueden ser aprendidas y son el factor clave que les consiguen el éxito dentro de las diferentes contingencias de la vida. Hoy día se han elaborado escalas para evaluae la IE. La inteligencia es un concepto muy amplio, que implica la capacidad del individuo para llevar a término exitosamente una empresa, e incluye la Inteligencia Cognitiva (IC) y la Inteligencia Emocional (IE). Según Goleman, ambos tipos de inteligencia son importantes; pero el IQ, en el mejor de los casos, contribuye tan solo en un 20% como factor que determinan el éxito en la vida de uno. Esto nos deja claro el porqué los líderes sectarios son tan existosos, ya que estos realmente se distinguen mayormente no por su inteligencia académica, sino por su alta inteligencia emocional.
Dr. Dean Keith Simonton, profesor de la Universidad de California y autor del libro "¿Por qué los Presidentes son Existosos?" explica que ellos utilizan un lenguaje muy significativo, palabras que expresan emociones básicas, sensaciones o conceptos claves como el amor, el odio, la codicia y maldad; esa habilidad y riqueza al comunicarse permite el que se conecten con el público. Lo que sucede es que la gente no posee tan ricas asociaciones con palabras abstractas tales como la inferencia, el concepto o la lógica. Sí encuentran asociaciones con 'yo siento tu dolor' y no tanto con 'entiendo tu punto de vista'. Los presidentes más carismáticos se conectan emocionalmente con la gente hablando, no con sus cerebros, sino con su corazón. Por ello, manipulando las emociones de todos pueden controlar tan efectivamente a su grupo de adeptos.
El 'Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales' (DSM-IV-TR: 4ta. Edic Revisada) define los dos trastornos de personalidad más destacados en los líderes sectarios, según los siguientes criterios:
Fracaso para adaptarse a las normas sociales en lo que respecta al comportamiento legal, como lo indica el perpetrar repetidamente actos que son motivo de detención
Deshonestidad, indicada por mentir repetidamente, utilizar un alias, estafar a otros para obtener un beneficio personal o por placer
Impulsividad o incapacidad para planificar el futuro
Irritabilidad y agresividad, indicados por peleas físicas repetidas o agresiones
Despreocupación imprudente por su seguridad o la de los demás
Irresponsabilidad persistente, indicada por la incapacidad de mantener un trabajo con constancia o de hacerse cargo de obligaciones económicas
Falta de remordimientos, como lo indica la indiferencia o la justificación del haber dañado, maltratado o robado a otros
Un patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás que se presenta desde la edad de 15 años, como lo indican tres (o más) de los siguientes ítems:
El sujeto tiene al menos 18 años.
Existen pruebas de un trastorno disocial que comienza antes de la edad de 15 años.
El comportamiento antisocial no aparece exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia o un episodio maníaco.
Un patrón general de grandiosidad (en la imaginación o en el comportamiento), una necesidad de admiración y una falta de empatia, que empiezan al principio de la edad adulta y que se dan en diversos contextos como lo indican cinco (o más) de los siguientes ítems:
Tiene un grandioso sentido de autoimportancia (p. ej., exagera los logros y capacidades, espera ser reconocido como superior, sin unos logros proporcionados).
Está preocupado por fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o amor imaginarios.
Cree que es "especial" y único y que sólo puede ser comprendido por, o sólo puede relacionarse con otras personas (o instituciones) que son especiales o de alto status.
Exige una admiración excesiva.
Es muy pretencioso, por ejemplo, expectativas irrazonables de recibir un trato de favor especial o de que se cumplan automáticamente sus expectativas.
Es interpersonalmente explotador, por ejemplo, saca provecho de los demás para alcanzar sus propias metas.
Carece de empatia: es reacio a reconocer o identificarse con los sentimientos y necesidades de los demás.
Frecuentemente envidia a los demás o cree que los demás le envidian a él.
Presenta comportamientos o actitudes arrogantes o soberbios.
* Algunos líderes sectarios manifiestan cualidades de personalidad correspondientes al Trastorno Disociativo No Especificado (Trastorno Disociativo por Trance’ - Código DSM-IV-TR 300.15). Son los líderes que llegan a creer haber experimentado una ‘posesión’, un trance a través del cual un espíritu, alguna divinidad, Mahoma, Dios, Budah, un profeta, un ángel, Jesús, un ángel, etc. entró en su cuerpo, habla y actúa por ellos. Sin embargo, realmente muchos líderes tan solo simulan la experiencia intencionalmente, en respuesta a la necesidad que sienten de convencer a sus seguidores sobre su superioridad y cualidades divinas, para poder manipularles y utilizarles para obtener un beneficio personal o por placer; todo en respuesta a los trastornos de Personalidad anteriormente mencionados: el Antisocial de la Personalidad y el Narcisista.
Las características de los cultos son el reflejo de la personalidad de sus líderes. Por lo tanto, mientras más carismático o atractivo sea el líder, mayor poder ejercerá sobre la masa y mayor será el grado de dependencia psicológica y peligrosidad del grupo.
Hay que señalar que el sentido que le damos al término carisma no tiene nada que ver con el sentido bíblico que hace referencia a los dones del espíritu que Dios le concede a los hombres.
En el contexto del fenómeno cúltico, el sentido del término 'carisma' es el de Max Weber (1963): "cualidad excepcional en un individuo quien, aparentando poseer poderes sobrenaturales, providenciales o extraordinarios, tiene éxito en congregar discípulos a su alrededor.
Su “facilidad de palabra”, su labia, junto con una arreglada imagen física a tono con la ideología del grupo, es la base de la manipulación que ejercen sobre sus seguidores. La forma de vestir, su cabello, su forma de hablar y de caminar, los manerismos con los que subraya su predicación... todo en ellos está debidamente estudiado y explotado para atraer a los desprevenidos."
Psicópatas Al carisma del líder hay que adornarlo con las características de un tipo de personalidad que los profesionales de la salud mental han definido como psicópata; entendiendo por esto un trastorno de personalidad.
La mayoría de los psicópatas parecen, a primera vista, muy normales, interesantes e incluso encantadores y humildes. Pero en realidad son violentos y no soportan que se les lleve la contraria en nada. Al menor asomo de contrariedad, manifiestan una rabia aterradora, una desconfianza global y una incapacidad aplastante para soportar o afrontar las más mínimas frustraciones. “El psicópata tiene que conseguir lo que desea, sin importar a qué precio” (Magid & McKelvey, 1982). Por eso, huyen con frecuencia, se esconden tras la máscara de la dulzura y la humildad, a veces del sufrimiento.
Autoritarios Son autoritarios al extremo que ellos mismos se constituyen en la ley. La pueden violar porque están por encima de ella, de hecho, ellos son sus creadores.
Mentirosos Son mentirosos compulsivos, adictos de la mentira, mienten siempre, aún cuando no lo necesitan. No les importa mentir y lo hacen con la mayor frialdad del mundo. Incluso cuando es obvio que mienten, insisten tranquilamente en la mentira y la sostienen ante cualquier tribunal.
Divinos, megalómanos (delirio de grandeza) yegocéntricos El endiosamiento o divinización es otra característica común a todos los líderes sectarios. Por eso, parte de la fabricación de la mentira que sustenta el engaño se basa en autoproclamarse divino.
Tienen delirios de grandeza. Creen que son semidioses, mesías, ángeles, enviados o un escogido. Por eso es frecuente que acompañen sus nombres con epítetos como 'Reencarnación de Juan el Bautista', de 'Jesucristo' o del mismo Dios, 'El Mesías', 'El Profeta', 'El Vidente', etc.
Juran y perjuran que todo les pertenece por derecho propio, desde la Verdad hasta las personas, a quienes consideran objetos personales para su consumo.
Durante la etapa del proselitismo, como una estrategia dirigida a incrementar la cantidad de adeptos, el líder sectario señala e identifica algún grave problema social que hay que solucionar y a la vez va induciendo en sus seguidores la idea de que él es el único que tiene la solución. El problema identificado por el líder se convierte en el elemento aglutinador que atrae a futuros adeptos. Y es que el sujeto humano es, por excelencia, un buscador de soluciones. Somos animales racionales y, como tales, intentamos dar respuestas a los grandes y eternos problemas del universo, del mundo, de la vida y de la muerte. El líder lo sabe y lo utiliza a su favor como instrumento de manipulación y coerción psicológica. La identificación de un problema nombrado por el líder sectario es la motivación necesaria para activar en la persona esa necesidad de búsqueda que nos caracteriza como humanos. En las sectas siempre se le ofrece al público espectador, a la clientela, la maravilla de su organización como una milagrosa y la única solución a todos sus problemas. Ese es el fundamento de las prácticas proselitistas que utilizan los líderes.
En el momento en que la persona le compra el producto, se vuelve parte de la secta y se convierte en adepto seguidor del líder. Comienza entonces el acoso por parte del líder. Se le exige al adepto contribuir económicamente y realizar tareas cada vez más difíciles y absurdas de realizar. Estas tareas son previamente diseñadas a base de observar y estudiar en el adepto sus características particulares de personalidad, sus fortalezas y debilidades, así como sus maneras de pensarlas, sentirlas y sufrirlas. Conociendo estas particularidades, el líder puede diseñar un sistema de estrategias para mantener motivado y cautivo al adepto.
El líder sectario organiza un sistema de trabajo continuo en el que las tareas, los trabajos y las responsabilidades asignadas a cada cual van aumentando en calidad y cantidad. El adepto, por su parte, recibe la gratificación con la concesión de un rango, título sectario o reconocimiento por parte del líder y del grupo. Pero en realidad todo dependerá de la importancia que su contribución tenga para el líder y de la lealtad personal que el sujeto muestre hacia él. Ambas cosas, la contribución y la lealtad al líder, justifican la discriminación dentro del grupo.
Dentro de la secta imperan diferentes niveles de autoridad, privilegios y confianza. En los estratos más cercanos al líder, se sitúa siempre un grupo reducido de privilegiados y escogidos que tienen, a su vez, otros grupos a su cargo. Así se va elaborando una cadena de mando de líderes a cargo de otros líderes de menor rango.
Los líderes de menor rango, suelen ser más numerosos, pero su poder y privilegios son más reducidos que el de sus superiores. Ésta es la típica forma piramidal de mando, tan común en todas las sectas, a la base de la cual se encuentra el resto de los adeptos, que tan sólo acatan y obedecen las órdenes de todos los superiores y no tienen permiso para pensar o decidir por sí mismos.
A los adeptos situados en la base de la pirámide también se les estimula el deseo de alcanzar niveles más altos dentro de la organización. Por eso suelen sentirse ansiosos y oprimidos. El sentido de incomodidad que les crea su visión dentro del organigrama les motiva trabajar cada vez más fuerte para subir en la escala de mando, pode y privilegios. Las expectativas que se generan en la mente del adepto mantienen motivado al adepto.
El sistema piramidal contiene otro elemento que favorece al líder. Su propio diseño permite generar motivación interna en los adeptos sin necesidad de estímulos externos. La estructura de control piramidal dentro de un grupo es tan sólida, fuerte y eficaz, que puede garantizar el funcionamiento de toda una empresa. La fe de los adeptos en la doctrina que imparte el líder, quien siempre ocupa la cúspide de la pirámide, es el motor central que mantiene funcionando enérgicamente a toda la estructura. Sin embargo, la doctrina siempre es la excusa que justifica el funcionamiento de la empresa.
Pero, más allá de la fe del adepto y de la doctrina diseñada por el líder, las dinámicas internas de todas las sectas se alimentan del engaño, de la manipulación, de la dependencia y de la explotación. Las sectas explotan en las personas su propia estima, su tiempo, sus habilidades, su fe y su sentido de lealtad. Pero sobre todo, explotan, con fines manipulativos, lo que la persona reconoce como un problema o defecto de personalidad propio que le desagrada y avergüenza y, por tanto desea erradicar de su autoimagen.
El líder está continuamente socavando la autoestima del adepto, ya que, en la medida en que se sienta inferior, en esa misma medida, el líder se presentará como un ser superior. Recuérdese que esta creencia de superioridad es típica de los líderes sectarios, quienes padecen de "Trastorno Narcisista de la Personalidad" (DSM-IV sección 301.81). Es la idea de que “soy superior a ti porque tú eres nadie. Soy mejor que tú y por eso tu deber es obedecerme y mi derecho es reclamarte”,
La destrucción sistemática de la autoestima del adepto, por un lado, y el adoctrinamiento, por otro lado, se aderezan con una buena dosis de técnicas de persuasión coercitiva. Así los adeptos irán desarrollando “Trastornos Disociativos de la Personalidad”. El desarrollo de estos trastornos en los adeptos le facilita a los líderes sectarios el poder controlarles mentalmente. De esta manera, pueden retenerles y mantenerles atrapados dentro de la secta, para que trabajen sin sueldo y para poder convertirles en sujetos errantes que lo dejarán todo, familia, hijos y pertenencias, en nombre de la secta.
Caracteristicas de los Lideres Culticos o Sectarios y las
Tecnicas que Utilizan Para Lograr Atraer,
Controlar y Someter a Cada Individuo y a las Multitudes
Afirman tener la verdad absoluta que sólo ellos conocen.
Inventan su propia historia, la cual sólo puede ser verificada por su palabra y por fe ciega hacia su persona.
Llegan a creer sus propias mentiras.
Pretenden haber sido iluminados por la divinidad o por algo absoluto que no admite discusión, duda o prueba, excepto su palabra.
Actúan por “órdenes” de una entidad superior que sólo él conoce. Él sólo trasmite las órdenes.
Respetan y admiran al poderoso, pero desprecian y humillan al débil o humilde.
Sus relaciones se fundamentan en el paradigma sumisión/dominación, no en la solidaridad y el respeto hacia el otro.
No permiten la desobediencia o transgresión.
“Todos ellos presentan rasgos psicopatológicos más o menos acusados; rasgos que cabalgan hacia el delirio paranoide” [Rodríguez, Pepe, Esclavos de un mesías, p.30]
Su personalidad es inhibitoria y su carácter es de tipo autoritario.
Tienen tendencias impulsivas sadomasoquistas que utilizan imponiendo a sus seguidores pruebas cada vez más duras, alegando que, a través de ellas, obtendrán la salvación, la perfección, la ascensión mística o purificación.