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Dentro de la misión se
sufren muchas cosas terribles, desgraciadamente uno no se da
cuenta perfecta hasta que se está afuera de la Misión. Recuerdo que en
un tiempo teníamos que reportarnos diariamente con nuestro padre
espiritual al terminar 'nuestro compromiso básico' de oración y
sacrificio; pero si por alguna razón olvidabas hacerlo, no había
justificación, ni el cansancio, ni ninguna otra situación era valida y
debías rezar en castigo siete rosarios por la noche uno tras otro de
rodillas, y reportando al momento de iniciar y terminar cada rosario,
esto podía tomarte toda la madrugada, era un castigo insufrible...
También recuerdo que en
una ocasión se nos pidió que utilizáramos el cilicio tres días seguidos.
Cuando le dije a mi madre espiritual que me había ido bien, ya que había
logrado 19 horas seguidas sin quitármelo (es algo tremendo) me dijo que
yo era culpable de lo mucho que les había costado a otros. Me llamo la
atención y me hizo hacer sentir muy culpable, con el único afán, según
ella, de motivarme; ésto entre muchísimas cosas terribles que causan un
‘stress’ tan grande, que hasta llegas a enfermarte. Sólo porque Dios es
muy grande aún sigo estando sana después de tanto daño emocional y
psicológico; pero la verdad es que la ‘Misión’ es un mundo de locos... |