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Juan A. Collado usaba supuestas “revelaciones” para forzar a por lo menos dos ex devotas a sostener relaciones sexuales con él, incluso durante años. Les decía que los “diez mandamientos no le aplicaban”.
Dos damas que
fueron miembros de la Misión de la Virgen del
Pozo relataron que “El Vidente” Juan Ángel
Collado se valió del control sicológico
que ejercía como el líder máximo de la secta,
para abusar sexualmente de ellas por varios años.
Ambas mujeres prefieren permanecer bajo anonimato por el momento, aunque sobre estos sucesos hicieron declaraciones juradas, a las que este diario tuvo acceso. Sus testimonios, entre otros, forman parte de la evidencia recogida por el sacerdote Carlos Pérez, quien ha estado documentando el caso de esta secta, y fueron importantes para lograr que los obispos católicos del País ratificaran en noviembre pasado la prohibición a la entidad de seguir difundiendo sus prácticas y doctrinas.
Pérez dijo que las autoridades eclesiásticas “dieron credibilidad y mérito a los testimonios... personas que no se conocían se referían a las mismas acciones en tiempos diferentes... merecían credibilidad”.
‘‘Fue algo tan asqueroso y humillante yo me quedé tiesa, impotente para moverme o resistir, llorando... me dejó en casa sin hablarme ni nada, como si yo fuera una cosa” dijo Sofía, miembro de La Misión que denunció violación.
“María” estuvo una década en “La Misión”. “Él comenzó a confiarme cosas. Entonces me pedía consejos, y yo, que era muy joven, me impresionaba porque él era el vidente que todos respetaban”, cuenta.
Una vez “me dijo que quería que yo fuera una compañera especial para él... me explicó que él era un ángel en descenso que había hecho un trato con Dios porque le había enternecido el amor humano y quería probarlo”. Luego, al hacerle jurar que cumpliría ese cometido y guardaría la confidencialidad de su relación, ella pensó que su rol sería de confidente y ayudante, pero una noche la convocó a su casa, y allí la besó en la boca. “El alma me voló en mil pedazos, me pasmé y al darse cuenta me dijo que no había ocurrido nada, que fue una bobería y me recordó que guardara el secreto”, dijo.
En otra ocasión, narró la mujer, comenzó a tocar sus partes íntimas en una casita del monte místico de Sabana Grande y ella, que era virgen, comenzó a forcejear con él, situación que se repitió varias veces.
“Era todo a las malas”. Entonces me llamaba todos los días en todo momento, que si a ver cómo estaba, que dónde estaba, qué hacía”, dijo. “Me volvió a citar a su casa y él hizo más fuerza. No te puedo decir más detalles, porque es horroroso para mí”, dijo. “Me violó, me llegó a violar”, sostuvo.
“María” dijo que luego “lo toleraba, pero era un suplicio para mí, le pedía por favor que no me hiciera daño y él seguía”. Él insistía en que ella entendería que “eso era querido por Dios”. “A los tres años, hablé con mi mamá espiritual y se lo conté. Ella me dijo que si esa era la función que Dios me había dado, tenía que cumplir con ella”. La situación se prolongó por ocho años, incluyendo las relaciones sexuales no deseadas durante dos años.
“Sofía” pasó por una situación muy parecida durante algunos años. Era el año 1989 y, después de hacerla jurar que tendrían un vínculo especial, la besó en la oficina de True Ways. Al ver el desagrado de ella, le dijo que “nada pasó”. Asegura “Sofía” que sintió tal acoso de Collado y la secta, que al salirse se fue a vivir a Estados Unidos.
Collado también le hizo el cuento de que era un “ángel en descenso”, añadiendo que “los diez mandamientos no le aplicaban”. La primera vez que la obligó a tener sexo con él, Collado la buscó a las 3:00 a.m. a la casa de sus padres, porque tenía que hablar con ella. “Cuando entré al carro, me empujó hacia el piso, me metió debajo del ‘dash’”, en la marquesina de su casa me sacó eñangotada y me tiró en la cama”, cuenta Sofía.
“Fue algo tan asqueroso y humillante. Yo me quedé tiesa, impotente para moverme o resistir, llorando... después me metió en el carro de la misma forma y me dejó en casa sin hablarme ni nada, como si yo fuera una cosa”.
Por cinco años, “Sofía” estuvo sufriendo abusos de Collado, profundamente deprimida y sin apoyo de nadie. Mientras, él la humillaba, como una vez en El Yunque cuando preparaban la escena campestre para filmar un vídeo. Por ella atreverse a sugerirle que él debía unirse a los que estaban recogiendo excrementos de vaca con palas, el entró en cólera y la obligó frente a todos a recoger el excremento con sus manos durante media hora y echarlo en bolsas.
Entrevista Radiales a las dos víctimas de abuso
sexual, María y Sofía:
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