La líder sectaria, María Izabel Duque Osorio, dice que fue tomada por la Virgen del Pozo, y habla como si fuera la misma Virgencita. Ella dice que Dios la toma para hablarle y para bendecir a su pueblo. Dice que sufre de los estigmas del Señor y es una enviada de Dios, para guiar a su pueblo a la vida eterna junto a Jesús. Dice también que somos una ‘Nueva Estirpe’ de cristianos, haciéndonos sentir como si fuésemos una nueva raza, debido a que respondimos a un llamado y entramos en la comunidad que ella dirige. A través de sus charlas nos induce a dejar los apegos que tenemos con nuestros familiares; osea la esposa es separada de su esposo y a los niños se les va induciendo a lo mismo, la mamá queda aparte del papá y los hijos pueden criarse solos, porque supuestamente para eso Dios y la Virgen los cuidan y protegen. Los niños no deben exigir afecto de parte de sus padres, porque el afecto es tan solo para la pastora. El hombre es el que manda en el hogar, y la mujeres deben someterse a toda clase de humillaciones por parte del esposo, pues esto es ‘obediencia a Dios’. Los niños tienen que aceptar todo lo que se les ordene, obediente y humildemente, sin cuestionarles nada a sus padres. El secretismo y la confiabilidad son valores inapreciables dentro del grupo; no puedes decir lo que veas o escuches a nadie que conozcas, a menos de que se te de la instrucción de hacerlo. Si lo haces serás gravemente condenado por Dios y la Virgen; lo podrías pagar con tu propia vida. Les enseñan a engañar si es necesario para mantener los secretos y eso es actuar según la voluntad de Dios, como si fuese una virtud, porque según la vidente María Izabel Duque, todos los que la siguen tienen que proteger con sus vidas todo lo que sea de Dios.

En este momento me encuentro fuera de allí para la Gloria de Dios, pero mi familia está todavía asistiendo a ese grupo. Fui estafada, maltratada, humillada, me causaron un gran daño psicológico y moral. Esa mujer destruyó mi matrimonio y me separó de mi esposo e hijos. Mi esposo está íntimamente envuelto con la supuesta vidente, no sé hasta qué punto. Mis tres niños, están allí. Mi esposo terminó por dejarme en la calle, sin niños ni hogar. No entiendo cómo puede considerarse éste un país democrático, cuando todo aquí es una verdadera estafa y no protegen a las madres ni esposas del maltrato, la opresión y el total abandono. Hoy me doy cuenta de los crímenes que se cometen en nombre de la fe católica, por personas poseídas que se hacen pasar por santos católicos fervorosos, especiales y escogidos de Dios. Resulta ser abominante el que se permita algo como esto, criminales utilizando el nombre de Dios para realizar la obra del demonio, acabando con la institución sagrada del matrimonio y su familia, componente principal de toda sociedad cristiana; también fomentando el mal comportamiento de los hijos hacia los padres.

Por todo esto y muchas más cosas que yo viví y la de otras personas que salieron de allí, estoy cumpliendo no tan solo con el reclamo que le hago, fruto de un corazón terriblemente quebrantado y destruido, sino también con mi responsabilidad de hija de Dios y por el amor que le tengo a mi Cristo.

Ese es un grupo reconocido por el mismo Papa Benedicto XVI, como altamente perjudicial para todo fiel católico en búsqueda de Dios. Lo que pasa es que aquí en Colombia se autodenominan con otro nombre por dos razones, la principal es que están asociados a la secta madre ‘La Misión’ de Puerto Rico, pero no son una sede oficial, porque económicamente están independizados como un negocio aparte; y por otro lado, las prácticas piadosas, doctrina y estructura organizacional no son exactamente iguales a las de ‘La Misión’. Es como un negocio aparte que se nutre de los recursos económicos de ‘La Misión’ de Puerto Rico.

Solicito ayuda, alguien haga algo al respecto. Espero de los sacerdotes ayuda y protección. Los fieles católicos que han caído atrapados en ese grupo son ovejas perdidas del rebaño. Ayuden por favor a víctimas como yo, mal orientadas por un demonio disfrazado de pastor. Mi dolor es inaguantable y constante; tengo una espada que tengo clavada en mi pecho. Le suplico a las buenas almas que hagan algo. Esa mujer tiene a mis hijos y esposo atrapados y controlados mentalmente dentro del grupo, enajenados de mí. Mis hijos y esposo me acusan injustamente con mentiras y engaños, para continuar atrapados dentro de su calabozo sectario. Todos mis derechos humanos han sido violados. Por favor, alguien investigue y por amor escuchen el clamor de una madre mal herida y respondan rescatando a no una sino miles de ovejas engañadas y descarriadas de Jesús.

¡Les suplico hacer algo, ¡por piedad y por amor!

Rosa P.
Víctima de Colombia